miércoles, 30 de octubre de 2013

4 imágenes

"Sin un corazón lleno de amor y sin unas manos generosas, es imposible curar a un hombre enfermo de soledad"
Teresa de Calcuta

Hay ocasiones en que no sé qué decir y solo se me ocurre alguna imagen, es más, a veces hasta tengo el tiempo para sacarla de mi y ponerla en algún papel, tal como me acaba de pasar. Aún cuando estoy fuera de práctica, me animé a compartir estos garabatos:

"Tipo aislado en sus propios pensamientos":


"Tipo aislado en su propio corazón":


 "Tipo aislado en su propio desierto":


"Historia compartida":


Hasta luego.

El método Bates para recuperar la visión

"La visión de la vida depende totalmente de la claridad de nuestros pensamientos"


I. Mi experiencia con el método Bates

El método Bates de visión natural, o método para mejorar la visión sin lentes, es un procedimiento sencillo y eficaz para corregir algunos problemas de la vista que, de otra manera, solamente se podrían "curar" mediante una operación. Yo debo haber tenido entre 20 y 25 años de edad cuando conocí y comencé a realizar algunos ejercicios, aunque todavía pasó un tiempo más antes de enterarme de que formaban parte de ese método. Empecé a utilizar lentes a los 16 años porque no podía leer lo que escribían los maestros en el pizarrón aún cuando me sentara hasta adelante y por lo mismo me sentaba hasta atrás: resultaba muy vergonzoso convencer a los maestros de que en verdad no veía lo que tenía ese pizarrón a escasos 2 metros frente a mi. Mis primeros lentes quedaron graduados con 7 dioptrías, pero mis ojos empeoraron con mucha rapidez y en 3 años ya necesitaba lentes de 11 dioptrías. Eso me preocupaba mucho, si con el paso del tiempo perdía completamente mi visión, sería muy incómodo ir por la vida y sería muy molesto depender de alguien más para moverme. Fue entonces que el homeópata al que recurre toda mi familia (y cuyo nombre no me he grabado después de 30 años, aunque le estoy muy agradecido) me dio las indicaciones necesarias para hacer estos ejercicios.

El método del Dr. Bates sirve para corregir los siguientes problemas de la visión:

MiopíaEl bulbo ocular es demasiado prolongado y el cristalino está demasiado comprimido Se ve mal de lejos.
AstigmatismoCurvatura irregular de la córnea: No se puede enfocar bien en toda distancia.
HipermetropíaEl bulbo ocular es demasiado corto y hay insuficiente tensión en el cristalino Se ve mal de cerca.
PresbicíaEl cristalino se vuelve mas rígido. Se ve mal de cerca.
EstrabismoLos ojos no están coordinados. Visión doble o monocular

Seguí religiosamente sus instrucciones y nunca volví a subir de graduación. Con el tiempo dejé de ser constante y fui perdiendo disciplina en mis ejercicios. Aún así, mi graduación se mantuvo hasta hace unos 5 años, en ese tiempo empecé a hacer más ejercicios de respiración y de relajación, poco antes dejé de fumar y retomé hábitos como el de salir a caminar... también tuve que comprar nuevos lentes y cuando me los graduaron resulté con 10 dioptrías, una menos de las que había tenido durante los últimos 20 años... Hace unos meses, ya con 46 años de edad, volví a comprar anteojos y mi graduación fue de 9 dioptrías, lo que me dio más gusto. Estoy a 2 dioptrías de distancia de la graduación que tenía cuando empecé a usar lentes.

II. Referencias para conocer más del método Bates

¿Es casualidad? ¿Es efectivo el método Bates? ¿Cómo funciona?

Los ejercicios, los principios en los que se basa el método Bates, recomendaciones e incluso algunos libros y materiales de lectura gratuitos, están disponibles en esta dirección electrónica:


Recomiendo revisar especialmente el apartado "Herramientas" y "Los tres principios": Movimiento, Centralización y Relajación.

Algunas personas que se han sometido a cirugías para recuperar la vista disfrutan su cura y aprovechan su nueva capacidad, sin embargo, con el paso del tiempo, notan que poco a poco vuelven a tener la visión borrosa y que probablemente vuelvan a necesitar lentes para ver correctamente. Esto ocurre porque mantenemos los mismos hábitos que provocaron el problema visual anteriormente.

Aldous Huxley, escritor famoso por ser autor de libros como "Un mundo feliz" o "El libro tibetano de los muertos", y por haber inspirado en Jim Morrison el nombre de su grupo The Doors con su obra "Las puertas de la percepción", sufría una grave limitación visual y también se benefició de este método, se impresionó tanto que escribió un libro que en lo particular me gusta mucho, titulado "El arte de ver". También se puede descargar gratuitamente en formato pdf de la página que les acabo de mencionar.

"No puedes conectar los puntos mirando hacia adelante; solo puedes hacerlo mirando hacia atrás. Así que tienes que confiar en que los puntos se conectarán de alguna forma en el futuro. Tienes que confiar en algo, tu instinto, el destino, la vida, el karma, lo que sea. Porque creer que los puntos se conectarán luego en el camino te dará la confianza de seguir tu corazón, incluso cuando te conduce fuera del camino trillado y eso hará toda la diferencia."
Steve Jobs

III. Aprender a ver, aprender a no ver

Lo que más me gusta del libro de Aldous Huxley, además de su clara explicación de los ejercicios y del método en sí, es que él fue el primero en identificar la relación que hay entre nuestra salud emocional y nuestra salud visual. Por algo decimos que nuestra forma de pensar es nuestra forma de ver el mundo, ¿verdad? Los ojos forman parte del cerebro, son la única parte de él que podemos ver (y que nos puede ver), ya que el resto del cerebro está perfectamente protegido en nuestra bóveda craneal.

Los ojos también tienen músculos y como tales, deben ejercitarse. Una de las causas más comunes de los problemas de visión es la falta de ejercicio en esos músculos. Yo, por ejemplo, siempre tuve la costumbre de acercarme los textos o imágenes que necesitaba ver, y renuncié a la idea de poderlos ver de lejos, con lo que reduje considerablemente el esfuerzo de mis músculos oculares. Claro que esto no era algo consciente, yo realmente creía que no podía ver, y como es lógico, actuaba de acuerdo a lo que yo creía.


Ver bien o ver mal resulta de nuestra actitud:

Respirar bien: Cuando dejamos de respirar profundamente y nos conformamos con hacer respiraciones entrecortadas, nuestro cuerpo acumula tensión y hasta podemos tener ataques de ansiedad. En el ojo, la falta de oxígeno y de relajación produce un efecto parecido, haciendo que los músculos pierden flexibilidad y se pongan rígidos. 
Es importante darnos tiempo para respirar lenta y profundamente.

Movimiento: Cuando nos movemos confiamos más en nuestras capacidades, desarrollamos habilidades y fortalecemos nuestro organismo. Moverse es sentirse, dejar de moverse es alejarse de nuestro propio centro. Oxidarnos, diría yo. Con la visión puede ocurrir que nos acostumbremos a fijar la vista y utilizar solamente el centro del ojo para ver; entonces moveremos la cabeza cuando haya que ver un objeto fuera de ese campo de visión o acercaremos la lectura para que quede dentro de ese enfoque centralizado de nuestra visión. Al hacer esto, evitamos el movimiento de los músculos y facilitamos que nuestro ojo se deforme por no tener un soporte firme. Como cualquier otro músculo, los del ojo pueden tonificarse y reforzarse ejercitándolos. Los ejercicios de enfocar objetos a diferentes distancias o de balancear el cuerpo mirando un mismo punto, entre otros, son de mucha ayuda para que nuestros ojos recuperen la confianza en su habilidad natural. Usar lentes todo el tiempo nos obliga a mover poco los ojos y tenerlos enfocados al centro del cristal o mica, con lo cual nunca se desarrollarán adecuadamente los músculos; antes al contrario, la graduación irá subiendo.

Aceptar la luz: Para la psicología, la luz es una metáfora de la verdad, para lo espiritual, la luz es sabiduría y trascendencia, para la visión, la luz es el elemento principal. En psicología hay verdades que nos cuesta mucho aceptar, y eso lo trasladamos a nuestra forma de ver. Tenemos la tendencia de tratar de "proteger" los ojos de la luz, ya sea natural o artificial, y según el Dr. Bates, esta creencia provoca hábitos erróneos como usar lentes para el sol (disminuyen el movimiento ocular y reducen el ingreso de luz a los ojos, en el peor de los casos, permiten que entre la luz ultravioleta) o utilizar poca luz en las casas. Si bien la iluminación fluorescente es económica y dicen que hasta ecológica, también es cierto que obliga a los ojos a hacer un esfuerzo extra, pues necesitan más luz para trabajar bien. A los ojos no les hace daño la luz, están hechos para recibirla; lo que los daña es la carencia o deficiencia de iluminación. Cubrir totalmente los ojos con las palmas de las manos sin presionarlos, mientras se respira profunda y relajadamente durante unos 5 minutos, ayudan a tener más claridad y dejar entrar más luz al momento de descubrirlos. Este ejercicio se recomienda antes de salir a la calle o a donde vayamos a recibir mucha luz, pues reduce el encandilamiento. Otro ejercicio útil es el de voltear la vista directamente al sol; esto se hace con las debidas precauciones: Primero: Este ejercicio se realiza sin lentes. Segundo: Debe hacerse antes de las 10:00 de la mañana o después de las 5:00 de la tarde, cuando la radiación del sol disminuye y no representa un riesgo para nuestra vista. Tercero: al principio se hace con los ojos cerrados, como si estuviéramos mirando al sol pero solamente nos llega su luz y energía. Cuarto: Después de dos o tres semanas, se sigue volteando al sol fijamente, pero parpadeando rápidamente mientras lo hacemos, esto puede durar uno o dos minutos diariamente. Aceptemos la verdad y la luz. El primer paso para reeducarnos es aceptar que hay algo que podemos corregir.

Enfocar: En psicología, se refiere a la capacidad de distinguir las prioridades y ponerlas por encima de otras cuestiones que solamente distraen de la meta trazada. Es la capacidad de concentrarse y centrar la atención para actuar. En los ojos, el enfoque se refiere a identificar y ubicar un punto u objetivo específico. Si en cuestión de actitud el enfocarnos nos permite definir el rumbo de nuestra vida y plantear proyectos a mediano y largo plazo, en la visión esta cualidad nos permite distinguir objetos a distintas distancias para evadir obstáculos y percibir el movimiento, ya sea el propio o el de otros cuerpos. Para los músculos, realizar ejercicios de enfoque les beneficia en tanto que facilita su flexibilidad, obligando al globo ocular a realizar movimientos comparables con la dilatación y contracción. Un ejercicio de este tipo es el colocarse junto a una ventana o puerta, quitarse los lentes, y fijar la vista en un punto cercano, que puede ser el marco de la ventana o algo que esté próximo a ella; después se elige otro punto más lejano, tal vez en la acera de enfrente, y se alterna el enfoque entre los dos puntos seleccionados; si se desea, se puede elegir un tercer punto situado a mayor distancia, y se alterna el enfoque entre los 3 puntos dedicándole a cada uno el tiempo suficiente para percibirlo lo mejor posible.

Todos estos ejercicios se realizan mientras se hacen respiraciones profundas y lentas. Para terminar, se puede ir al baño, tomar agua limpia del lavabo y echarla a los ojos abiertos para refrescarlos.

"La gente rara vez ve lo que tiene delante, ¿no crees?"
Tom Hanks

En los libros y textos de la página que se menciona más arriba vienen descripciones más detalladas de estos y otros ejercicios, organizados de una manera más útil y coherente que en este espacio.


Sin una buena visión no hay objetivos claros. Uno empieza a ver claro en distintas situaciones, por ejemplo, puede verse con más claridad la razón por la que no era aceptado por la chica o chico de su interés; o tal vez se vea más claramente la razón por la que no se ha conseguido un cambio de puesto en el trabajo, o el por qué hay dificultades para relacionarse con los demás... Al mismo tiempo que se ven más claras algunas situaciones de la vida, también se empieza a ver más claro el mundo físico alrededor. Es importante confiar en la intuición y perseverar.

Yo sigo usando lentes, sí he mejorado la calidad de mi visión y debo confesar que me ha faltado disciplina para llevar los ejercicios. Aún así, me he visto beneficiado con una graduación cada vez menor y voy a seguir insistiendo en tener más claridad, ser más flexible, dejar entrar la luz aceptándome a mí mismo, moverme más y no pensar tanto... Llevar una vida más relajada sin caer en la flojera ni la autocomplacencia hedonista.

Si tienes problemas de visión, date la oportunidad de probar este método.

Hasta luego.

domingo, 13 de octubre de 2013

Respetar a los hijos

"Para educar a un niño por el camino correcto, transite usted por ese camino durante un rato".
Josh Billings


Busqué imágenes en el buscador de Google con las palabras "respetar a los hijos" y aparecieron muy pocas entradas sobre ese tema, casi todo lo que apareció se refería al respeto que los hijos deben hacia sus padres. Esto está bien, para los papás es un orgullo y una satisfacción saber que tienen hijos respetuosos. Pero el respeto pertenece a ese grupo de actitudes que no se pueden exigir simplemente como una obligación, sino que deben ganarse; en ese mismo grupo están el amor y la confianza, ¿y cómo se ganan?: El respeto se gana respetando, el amor se gana amando, la confianza se gana confiando. Cualquier otro intento de obtenerlos fracasará o producirá un sentimiento "similar" (que se acepta como si fuera el auténtico).

Tristemente, he conocido personas que tratan a sus hijos de una manera que hace sentir pena ajena, en esas ocasiones me quedo pensando en las huellas que eso dejará en la mente del niño, frágil a esa edad y absorbente como una esponja. Los niños viven en la paradoja de que la gente que más quieren y en la que más confían es al mismo tiempo la que les puede hacer dudar más de sí mismos y de su valía personal.

He llegado a creer que algunas madres y padres no ven a sus hijos como personas, sino como una curiosidad, algo "bonito y tierno" que después se convierte en otro algo que necesita atención, tiempo y dinero, y además se mueve por la casa. Algo, pero no una persona. En esta creencia, no alcanzo a entender a partir de qué momento se decide que esos entes raros llamados niños se convierten en personas, pareciera que esto ocurre por arte de magia y que de pronto un día ya pueden ser escuchados y tomados en cuenta. La historia anterior a ese momento se hace a un lado, como si no existiera (al cabo no eran más que niños).

¿Cómo descubrimos si de verdad consideramos como personas a nuestros hijos, o a los niños en general? Hay muchos indicadores, nuevamente aparece la cuestión de que estas problemáticas humanas no tienen una sola causa, pero creo que el principal factor es el respeto.

Al sentirse respetados, los niños aprenden que son valiosos.

Al sentirse respetados aprenden a tratar con respeto a los demás.

Al sentirse respetados saben que pueden hablar y ser escuchados, y que también pueden escuchar.

Al sentirse respetados crecen grabando en su memoria vivencias de crecimiento y no de prepotencia.

Al sentirse respetados aprenden cómo quieren tratarse a sí mismos, y de esto depende cómo los tratarán los demás. Esta es una de las mejores consecuencias, pues cuando uno mismo aprende a respetarse, también le está enseñando a los demás cómo quiere ser tratado.

Cuando un niño crece en un ambiente donde no impera el respeto, obviamente, ocurre lo contrario.

"Tú no me querías a mi. Tú solo querías un animal de compañía"
Anónimo.

¿Y cómo le demostramos respeto a un niño o a una niña? Dicho con otras palabras: ¿Cómo ns podemos ganar el respeto de un niño o de una niña? Exactamente igual que con cualquier otra persona, aquí anoto algunas acciones que se me vienen a la mente, seguramente ustedes tendrán presentes muchas más:

Tratarlos como queremos que nos traten, y no dejarlos que nos traten como nosotros no lo haríamos.

Utilizar un lenguaje entendible para ellos.

Darles tiempo para hablar cuando quieran decir algo importante para ellos.

Cumplir con sus horarios y espacios de juego, comida, estudio y entretenimiento.

Hacerles saber que los queremos y que nos importan (se vale hacerlo con palabras, abrazos, cariños, juegos, gestos o como tu imaginación lo permita).

Permitir que expresen sus sentimientos sin ser criticados, y mucho cuidadito con esto, porque también cuentan como crítica las bromitas "inocentes", tales como poner apodos de acuerdo a los sentimientos que más expresan.


Al actuar con respeto hacia los niños, y hacia cualquier persona cercana, estamos creando vínculos más nutritivos y constructivos. También estamos ejercitando nuestra capacidad de empatía y de reconocer tanto nuestro propio valor como el de la gente que convive con nosotros. Eso puede hacer que ganemos lo mismo de parte de los demás, aunque no hay garantías, pues habrá niños (y personas de cualquier edad) que no perciban el respeto que les damos, entonces habrá que seguirles dando hasta que aprendan a identificarlo.

Por el contrario, cuando no somos capaces de relacionarnos con respeto, también le estamos enseñando a los demás cómo queremos que nos traten (así es: sin respeto), perdemos valor ante las demás personas y ante nosotros mismos y lo más grave: Traicionamos nuestro propio respeto y confianza.

"Dile a los niños la verdad".
Bob Marley

Los niños son personas y merecen respeto. Los adultos también, y uno mismo, quien escribe estas líneas y quien las lee, también. Si aprendemos a tratarnos con respeto a nosotros mismos, podremos hacer lo mismo con los demás, y si logramos crear ese ambiente para que crezcan los pequeños, más natural y espontáneo será vivir el respeto para ellos. Si tienes hijos, recuerda que sus padres son las personas más importantes en este mundo, y que aprenden de ellos todo lo que ven, oyen, escuchan y sienten.

(Esta fue la respuesta que dio Jonh Lennon de niño, cuando le hicieron esa clásica pregunta).

Hasta luego.

Vínculos y libertad


"La libertad ¿qué es? Es: No doy nada, no recibo nada, no estoy vinculado, estoy libre y vacío.
El amor, ¿qué es? Estar lleno y vinculado."
Bert Hellinger


A veces, pensando que va a encontrar la libertad, la gente suelta a quien ama y se lanza a la soledad, esa que uno crea en su interior y que puede llegar a convencer que de veras está uno solo. La verdad es que así como es casi imposible estar solo, también es muy difícil ser libre: se necesitaría romper muchos vínculos con cosas, personas o situaciones importantes.

En la rebeldía adolescente es común confundir la necesidad de independencia con el ansia de libertad, y eso lleva a traicionar o a ignorar los vínculos que unen con la familia, los amigos, la escuela, la propia historia o cualquier otra vivencia trascendental. ¿Con qué se queda una persona que rompe todos estos vínculos? Pues crea otros, más nuevos. Nuevas influencias, nuevos caminos, nuevos sabores. Casi siempre esto ocurre sin darnos cuenta, simplemente un día sabemos que un lugar ya representa algo más y es especial; una persona se vuelve más importante entre todas las demás, una canción, una mascota... Los vínculos son los lazos que nos permiten sentirnos unidos a algo más grande, los que nos dan nuestro sentido de pertenencia.

En la rebeldía adulta, cuando las cosas no suceden de acuerdo a nuestros planes, también es común querer romper los vínculos con nuestros compromisos: la pareja, el trabajo, los hijos, amistades, actividades, gustos, intereses, hasta el proyecto de vida... y hay quien llega a hacerlo sin encontrar realmente su libertad, obviamente, pues siempre encontrará nuevos vínculos que inicialmente podrían parecer más maravillosos que los que acaba de dejar atrás, y a la larga son también unión y compromiso. 


Estamos vinculados más allá de lo que nuestra conciencia nos lo permite, a seres vivos y también a seres inanimados, a vivos y muertos, a animales y plantas, al mundo que habitamos. Yo tengo un vínculo muy especial con mi abuelita y con mi madre, aunque ambas ya son eternas porque ya fallecieron, también tengo vínculos con más familiares y amistades sin importar si siguen vivos, si están cerca o lejos e incluso si ya dejaron este mundo, esto es algo que nos ocurre a todos y, nuevamente, nos da la certeza de formar parte de algo más grande, de nuestro propio grupo. Para explicar esto, Bert Hellinger dice que hay una gran alma y nosotros somos parte de ella, contrariamente a la creencia tradicional de que cada quien tiene su propia alma, él invierte este concepto y lo que nos mantiene unidos con la gran alma son precisamente los vínculos, comenzando con los familiares que son los más fuertes.

Quién rompe sus vínculos creyendo que es la única forma de ser libe se traiciona a sí mismo y además traiciona sus creencias y su fé.

Cierto que hay vínculos dañinos y peligrosos para el desarrollo personal, como el vincularse demasiado al pasado o el aferrarse a una persona que no te da amor, confiando en que algún día lo hará (quien no te ama, simplemente no te ama), por mencionar dos ejemplos. También son dañinos los vínculos basados en la destrucción, el orgullo, la humillación del contrario o dirigidos exclusivamente a lograr beneficios monetarios sin incluir aspectos de mayor trascendencia como la parte espiritual o emocional.

Estos vínculos, cuando los detectamos a tiempo, podemos identificarlos como dañinos para nuestro crecimiento personal, y solo así podremos cambiarlos o romperlos, más no destruirlos ni deshacernos de ellos. 

Los vínculos formarán parte de nosotros por lo menos durante toda nuestra vida, pues nunca dejaremos de estar unidos a lo que hemos vivido, esas vivencias forman nuestra historia personal, y esa es la esencia de lo que menciono al principio de todo este rollo: Nadie puede ser realmente libre.

¿Y los delincuentes, los asesinos, los narcos o secuestradores? Como humanos, también están vinculados a cosas importantes en su vida, con su escala de valores muy particular. Ocurre lo mismo con los políticos corruptos, vinculados a intereses ajenos a los de la gente que dicen representar y, por lo mismo, solamente fingen tener un estrecho vínculo con su pueblo mientras toman decisiones que lo dañan y lastiman, de la mano con quienes están de veras vinculados.

Los vínculos se viven, se manifiestan con acciones más que con palabras. Son los hechos los que demuestran cuáles son nuestros vínculos más fuertes.


¿Y la libertad? La libertad está en nuestro interior, cuando la aceptamos nos permite aceptar nuestros vínculos, y si la ejercemos más a fondo, nos permite discernir los vínculos constructivos de los destructivos. Tener libertad nos da la capacidad de decidir a cuáles deseamos seguir para cumplir nuestra misión en esta vida, y de ahí a empezar a comprometernos con nosotros mismos solo hay un paso.

Hasta luego.

sábado, 12 de octubre de 2013

Estar solo

"Un guerrero de la luz usa la soledad, pero no es usado por ella".
Paulo Coelho




A menos que viva en un desierto, o que esté encerrado en un claustro totalmente incomunicado, nadie está solo.

En cambio, uno puede sentirse solo, y llegar a sentir una gran soledad en ocasiones, generalmente cuando los demás no son como uno quiere que sean (ya ven esa costumbre que tiene la gente de ser como cada quien quiere ser, en vez de como uno quiere que sean).

También uno puede alejarse de los demás por un momento y disfrutarse a sí mismo, su propia compañía, para recordar que su mejor amigo lo sigue acompañando en su interior.

En el peor de los casos, uno puede decidir aislarse y llevar su vida olvidando que existe entre los demás.


Pero nadie está realmente solo.

"Son muy pocos los que encuentran compañía consigo mismos"
Carlo Dossi

Hasta luego.

lunes, 7 de octubre de 2013

Hijos responsables

"El ser humano es bueno cuando ayuda a ser mejores a los otros"
(Proverbio ruso)

Hace poco mi amiga Tere, que sabe compartir unos materiales buenísimos, subió a su página de Facebook un listado de responsabilidades que los niños pueden asumir de acuerdo a su edad. Me gustó la idea de ver cuáles de ellas pueden realizar mis niños, que en realidad son pequeños, y después me fui haciendo el mismo "check-list" con sobrinos y otros conocidos. 

El resultado fue que hay una variedad muy grande en el nivel de responsabilidad que asume cada persona, o sea que hay diferencias al interior de cada familia, ya que cada hijo asume un rol distinto y entonces "cree" que puede hacer mejor tales y tales cosas, y que definitivamente no podrá hacer tales otras cosas. Y como a fin de cuentas nos movemos en este mundo en base a lo que creemos y no de acuerdo a la realidad, pues tengo hijos y sobrinos que han escogido su propio "paquete de responsabilidades" y también han escogido cuáles no quieren llevar. 

Claro que esto ocurre en todas las familias, porque a fin de cuentas eso es lo que demuestra los intereses particulares y la personalidad única de cada quien. Llegamos a ser adultos y aún seguimos tomando decisiones de cuáles responsabilidades asumir y de qué manera hacerlo.

Pero el punto es que el listado que me fusilé de la página de Tere es un buen punto de referencia para darnos cuenta, en términos generales, cuáles son las actividades que nuestros hijos pueden realizar de acuerdo a su edad. A la mayoría de los padres les falta algo de objetividad alguna vez que evalúan el comportamiento y desempeño de sus hijos, por eso es útil una visión externa de alguien calificado para ello.

Aunque el título me parece demasiado conductista (trato de ser abierto, je), el contenido es valioso si lo vemos como esa referencia que mencioné, aún así, yo lo titularía "Preparando hijos para ser autodependientes", siguiendo los conceptos del maestro Jorge Bucay, que dice que nadie puede ser independiente de los demás, pero sí puede alcanzar un estatus de "iguales" para buscar y dar apoyo entre los que nos rodean. O también podría ser más directo en el título y hablar de hijos responsables.

Total que aquí va el famoso listado, espero les sirva:


Mi hija ya tiene 7 años y no sabe cargar la lavadora de trastes, pero antes de salir con la disculpa idiota de que no tengo lavatrastes, aclaro que sí sabe llevar la loza al fregadero y lavarla. Es decir, el listado se puede adaptar a la cultura y realidad de cada hogar.

Como padres, sentimos la necesidad de impulsar a nuestros hijos a ser mejores seres humanos, mejores personas capaces de ser responsables de su propia vida y de saber respetar la vida de los demás (que valen tanto como la suya). Y los hijos crecen y necesitan aprender, al principio dependerán de sus padres, tutores o de quienes se hagan cargo de ellos, y a medida que se vayan alejando de la niñez, también irán decidiendo de quién y qué cosas quieren aprender.

"Ningún ser humano nace con impulsos hostiles o violentos, nadie se vuelve hostil o violento sin tomarse el tiempo necesario para aprenderlo."
(Ashley Montago)

Una buena meta como padres es que, respetando la individualidad de cada hijo, podamos acompañarlos y buscar la manera de ayudarles a orientar su búsqueda de aprendizaje, sin invadir su espacio íntimo y tomando puntos de referencia objetivos y realistas, como el que comparto aquí. 

Acompañar durante el crecimiento es un arte que requiere dedicación, compromiso e interés por la persona que se está desarrollando, pues tanto la carencia como el exceso de acompañamiento puede tener un resultado contrario al que esperamos.

Hasta luego.

Miedo al éxito

"Algunos sueños son como las estrellas: No podrás alcanzarlos, pero si los sigues guiarán tu destino"
(Tomado de la página "Ordenes del amor", en Facebook)



Hoy les voy a contar otra historia de miedo, un tema que he abordado en ocasiones anteriores para hablar de su relación con el desorden y la flojera en una primera vez, y también para comentar que el miedo es una emoción que nos pertenece y, por lo tanto, somos capaces de usarlo a nuestro favor.

El miedo que aparece ahora en este blog es el mismo que en ocasiones anteriores, pero su forma de manifestarse es distinta, más sutil y permanente, por eso es que muchas personas no se dan cuenta que viven con miedo y simplemente piensan que esa forma de ver el mundo es "normal". 

En realidad, lo "normal" es que al nacer todos tenemos plena confianza en nosotros mismos y no nos importa para nada saber qué son las emociones como el miedo, la vergüenza, la frustración ni otras por el estilo, nos interesa únicamente sentirnos bien y por eso es que en esas edades, sin complicarse la existencia, todos los bebés piden su comida a gritos o como sea necesario, hacen pipí y popó sin aguantarse las ganas y sin sentir ni pizca de vergüenza y duermen todo el tiempo que quieren sin sentir presión alguna. Las emociones importantes, las que dan vida en ese momento son el amor, la confianza, la seguridad y la autoaceptación sin poner ningún "pero".

Así llegamos a la vida. La cosa comienza a complicarse un poco después, a medida que vamos sintiendo la importancia de querer y ser queridos, entonces también es necesario sentirse queridos y aceptados por otras personas, como mamá, papá, hermanos, abuelitos y una que otra persona más, que se volverá influencia en la vida futura del niño. Inevitablemente, de la relación que los niños tienen con la gente que más quieren nacerá su sentimiento de valor personal, de confianza en sí mismos, de reconocimiento a su propia capacidad, y también de esa misma fuente comienza a nacer el miedo: 

El primer miedo del niño, y tal vez el mayor que llegará a tener en toda la vida, es al abandono, a ser rechazado, a no ser aceptado tal como es, a quedarse solo. 

Los niños lo expresan con claridad, piden ser queridos, aceptados y reconocidos; le dicen esto a la gente que quieren y cuando la relación es saludable y nutritiva, tanto los niños como la gente que los rodea pueden hablar claro de sus sentimientos. En esos casos, los niños pueden aprender a convivir con su miedo, sentirlo suyo y aprender a usarlo a su favor.


Mucho cuidadito: Es importante entender que el miedo siempre va a formar parte de nuestra personalidad. 

Para algunas personas es importante esconder sus miedos porque son un símbolo de debilidad y eso da vergüenza ante la gente. No se dan cuenta que lo que les avergüenza no es sentir miedo, sino ser juzgados por los demás, es decir que su miedo real es ser rechazados... Justo como cuando eran niños. Y si estas personas tienen hijos, tratarán de enseñarles a esconder su miedo, a no demostrarlo y a sentirlo como algo ajeno a ellos, con lo que iniciarán el círculo vicioso de miedo - vergüenza - frustración. 

Si crecemos con la idea de que el miedo es "malo" y esta afuera de nosotros, nos costará mucho trabajo reconocer que somos dueños de nuestro miedo y aprovechar los avisos que nos quiere dar. Si el miedo es intocable, le estamos dando un poder gigantesco a la opinión de otras personas, y eso puede causar que nuestro valor personal dependa del juicio de otras personas. ¿Miedo al éxito? Sí, el mensaje real sería más o menos como éste: ¡mejor me quedo como estoy para no exponerme ante los demás!


"En el camino de la vida, no es tan importante la distancia a que has llegado, sino la dirección que llevas."

Cada familia y cada grupo social son diferentes, y por lo mismo el estilo de comunicación al interior varía mucho. Entre los estilos de comunicación que pueden propiciar el miedo al éxito, se acostumbra realizar como algo normal actos como estos: 

Ridiculizar, 
imitar o arremedar burlescamente, 
regañar con sarcasmos en lugar de dar indicaciones directas, 
convertir los sentimientos en un tema prohibido, 
hacer comparaciones para quitarle méritos a quien logró un éxito, 
amenazar o poner condiciones para que los demás hagan lo que uno quiere, 
resaltar el sacrificio como el máximo valor, 
exigir que únicamente haya dieces o éxito total y ser el mejor en todo,
considerar que el dinero y los bienes materiales son el éxito.

El resultado de estos estilos de comunicación produce un esquema de pensamiento que nos hace creer que así serán las reglas del juego en otros ambientes, y eso quiere decir que estaremos viviendo a medias, confiando en que un día las cosas van a cambiar.



Cuando aparece la palabra "éxito" tal vez pensemos en situaciones laborales, en escalar posiciones sociales, ganar mucho dinero y tener muchas cosas de esas que se pueden comprar. El éxito es eso para un buen número de personas, y también tiene otra gran variedad de formas en que se puede presentar:

Por ejemplo, muchos problemas de pareja que terminan en divorcio o en una vida infernal al lado de la persona escogida para convivir, tienen su origen en ese miedo al éxito, que finalmente nos da los argumentos necesarios para dejar de creer en el proyecto de vida que soñamos con otra persona. Dejar trunca la carrera o ni siquiera empezarla porque hubo problemas económicos, porque al tatarabuelo o a alguien más no le gustó lo que iba a estudiar o por la razón que sea, tiene el mismo origen. Perder un buen trabajo o una buena oportunidad de mejorar, igual. Quedarse sin amigos porque ya no hay tiempo para ellos, porque hace falta tiempo, porque a la pareja le disgustan o por la razón que sea también es consecuencia de ese miedo al éxito, emparentado con la decisión de vivir aislado (así un día tendrá el pretexto de que no tuvo a nadie que lo apoyara). Dejar pasar oportunidades para que otra persona no se sienta mal. Tomar más deudas o compromisos de los que se pueden sostener también para que esa persona no se vaya a sentir mal...

Ejemplos sobran, y justificaciones también. Como se puede ver, el miedo al éxito va muy relacionado con la baja autoestima, y es pariente cercano de las relaciones codependientes, donde parece que ambas partes se aman y se apoyan al 100%, pero en realidad se van atando cada vez con más fuerza, hasta llegar a limitarse mutuamente... para no hacer sentir mal a nadie.


Atrás de todo miedo al éxito hay una necesidad enorme de reconciliarse con uno mismo. Es frecuente que el miedo al éxito se esconda atrás de alguna conducta exagerada (para los demás, quien tiene esas conductas cree que son hasta envidiables porque exhiben su tendencia a la perfección); también es frecuente que alguien con miedo al éxito lo disfrace con una adicción, o sustituyendo una relación codependiente con otra... y otra... y otra... siempre pensando que esa nueva persona es la indicada y será con la que pueda vivir feliz. Pero el miedo está adentro, no afuera.

Al reconciliarse con uno mismo se termina la necesidad de encontrar allá afuera una persona, una sustancia o un ritual que pueda darnos paz y ayudarnos a llegar al éxito. Entonces se acaba también el miedo al éxito.

Tal vez sea difícil de creer, pero son muchas las personas que viven con angustia su miedo al éxito, de acuerdo a lo que dije en los primeros párrafos de este rollo: Sin entender por qué, hay un miedo permanente a quedarse solos, a sentirse abandonados, a ser rechazados y juzgados por los demás. Entonces se reinicia la lucha permanente por ser el mejor en lo que sea, para ser aceptados y valorados. Y al decir "muchas personas" se cuentan también varias que tienen verdadero éxito económico o un buen estatus social. El miedo al éxito es una cadena que limita nuestra libertad.


La imagen del monero Montt dice su propuesta en tono humorístico pero su planteamiento es real, y si alguna de las características del miedo al éxito sirven de espejo para lo que tú sientes o vives día a día, date la oportunidad de reencontrarte contigo, de reconciliarte y cambiar tu forma de ver la vida. Si resulta difícil no hay que angustiarse ni hay que pensar que fracasamos: También se puede alcanzar el éxito con ayuda, solamente es cuestión de tomar una decisión, como ocurre casi con todo lo que hacemos en esta vida.

Hasta luego.