"La libertad no tiene su valor en sí misma: Hay que apreciarla por las cosas que con ella se consiguen."
(Ramiro de Maeztu)
Así es la cosa: Las personas que tienen más necesidad ven más limitada su libertad y sus actos parecen responder casi siempre a causas ajenas más que a su propia voluntad. Puede ser una necesidad real como el hambre, el vestido, el trabajo o el dinero, y también puede tratarse de una "necesidad" imaginaria, pero que se percibe como real, por ejemplo cuando uno está convencido de que debe tener siempre satisfecha a tal o cual persona para que no se vaya a ir y así poder vivir en paz. O cuando uno cree que necesita dejar de comer porque tiene sobrepeso, aunque esté en los puros huesos.
No importa si es una necesidad real o una inventada, la situación final es que se reduce la libertad de decisiones, de acciones y hasta de relaciones.
En las parejas y la vida afectiva funcionan muy bien los chantajes y las manipulaciones porque están basados precisamente en la creencia de que una persona necesita a la otra para ser feliz. A veces son dos o más personas las que deciden "necesitarse" y con eso amarran su libertad, sacrificándola por el bienestar de los demás. O eso creen. Sucede con las familias "muégano", cuyos miembros están tan vinculados entre sí que cualquier intento de independizarse o realizar algún proyecto sin consultar a los demás, será interpretado por el resto de la familia como algo vergonzoso y malo.
Las personas son dominantes o dominadas porque se han dado cuenta de esta relación entre la libertad y la necesidad y aceptan las reglas; somos capaces de soportar muchos tratos injustos y abusos porque creemos que necesitamos algo en esa relación: a la pareja, al empleo, la aceptación, los amigos, o hasta podemos creer que necesitamos dominar a alguien. Esas son creencias, necesidades inventadas que también reducen la libertad.
"Quien no es capaz de desprenderse de un tesoro en un momento de necesidad, es como un esclavo encadenado."
(R.R. Tolkien)
Por esta razón no funciona la receta mágica de que al desear algo intensamente, ese deseo se materializará: Es un deseo que surge de la necesidad y no de la libertad. Es posible crecer, ser una mejor persona, evolucionar en lo material y espiritual, en las relaciones y en cualquier proyecto que se emprenda. Sin embargo para que se dé esta evolución se requieren ciertas condiciones, sobre todo tener cubiertas las necesidades básicas para tener mayor libertad de decisión y movimiento.
No puedes ahorrar si tienes deudas, no puedes ser independiente si vives para complacer a otra persona.
Cuando hay mayor libertad significa que la necesidad es menor. Habiendo cubierto las necesidades, es como tener las manos desocupadas y listas para realizar cualquier acción.
Y no existe la necesidad absoluta. Aún en el más desastroso de los escenarios es posible tomar alguna decisión personal y libre, así únicamente en el mundo interior, en las emociones, los sueños o las actitudes personales, es posible tomar una decisión aunque sea pequeña dentro de la libertad.
Y no existe la libertad absoluta, pues todas las personas vivimos presas de las circunstancias particulares que ocurren únicamente en nuestro espacio y nuestro tiempo, y en ninguna otra ocasión. Si estuviera en otro país, acompañado por otras gentes y no con las que convivo ahora, ¿hubiera tomado las mismas decisiones? Tal vez no. Siempre estará presente la sombra de nuestras circunstancias y condiciones de vida oscureciendo nuestro libre albedrío, nuestra libertad por muy absoluta que parezca.
"La existencia social determina la conciencia social"
(Carlos Marx)
El uso que ha dado nuestro gobierno mexicano a esta relación entre libertad y necesidad es de lo más cruel que se pueda imaginar: Aumentan impuestos, suben precios como el de la gasolina durante muchos años, reducen el acceso a servicios básicos como la salud y la educación, en vez de combatir al crimen organizado, congelan salarios y reducen empleos, es decir: crean necesidad. Mucha necesidad para que la gente, esa masa despersonalizada, no tenga la libertad necesaria para hacer cambios. Nada más que generalmente se les pasa la mano y la gente pierde mucha más libertad ante la urgente necesidad de sobrevivir, al grado de que pierden la capacidad de criticar a su gobierno o de ayudarse unos a otros, pues ante la crisis se busca la sobrevivencia personal sin pensar en el bienestar colectivo, ¿y quién gana al tener un país con tanta necesidad? Quienes pagan poco a los trabajadores, quienes han comprobado que un pobre = un voto, los usureros, los que han decidido que se puede cobrar por servicios que anteriormente eran gratuitos (en realidad se pagan con nuestros impuestos). Los mismos que han decidido vivir sin trabajar, explotando a la gente que vive con esa necesidad.
Crear una necesidad es fácil cuando hay quien la admite. En lo emocional, en lo económico, en lo social, en prácticamente cualquier campo donde nos relacionamos tenemos la tarea de usar bien nuestros recursos para rescatar nuestra libertad y reconocer nuestras necesidades reales. Quien use la necesidad de otra persona para su beneficio podrá controlar una vida ajena, y vivirá encadenado a ese afán de control.
Hasta luego.
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