Cuando nos encaminamos hacia nuestro camino de desintegración, hacia nuestra parte malsana, se reducen mucho nuestras opciones, dejamos de descubrir hasta las cosas más obvias y aprendemos a ver únicamente los defectos y las partes negativas en todo el mundo, incluidos nosotros mismos.
Cundo nos enfocamos hacia nuestro camino de integración, hacia nuestra parte más sana, somos capaces de crear y de descubrir cosas nuevas.
La ciencia nos permite hacer descubrimientos prácticos acerca de nuestro mundo, de nuestras relaciones, de nuestra salud o de otros mundos. Cuando descubre algo lo observa, lo prueba, le aplica el método científico, se da cuenta de que es posible reproducir ese descubrimiento de X manera y entonces lo divulgan. Algunos descubrimientos producen nuevas tecnologías, algunos permiten entender mejor nuestro entorno, nuestro origen o nuestro futuro, y algunos más vienen a darle al traste a otros descubrimientos anteriores. La ciencia produce conocimiento, lo comparte y de alguna manera va unificando la visión del mundo.
El arte y la creatividad también ayudan a descubrir un mundo diferente de todos los demás, este descubrimiento también empieza dándose cuenta de algo que antes no se había percibido aunque ese algo tal vez siempre estuvo ahí, y una vez que se hace ese hallazgo se comienza a experimentar sobre él hasta conseguir darle una forma o cuerpo, hasta expresarlo de una manera personal. Entonces es posible entender un poco más el propio mundo, a veces es posible incluso transformarlo a partir de uno de estos descubrimientos producidos por la creatividad, la imaginación y la flexibilidad. Por eso es importante dedicarnos un poco de tiempo y hacer caso a las ocurrencias que aparecen de vez en cuando, aparentemente de la nada: podemos descubrir cosas insospechadas.
Es posible seguir descubriendo cosas, ampliando el mundo. Cada uno tiene la capacidad y la decisión de construirse o de destruirse.
Hasta luego.
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