"¿Seguirás peleándote contigo?, ¿y al final quién será el vencedor?"
(hemebe)
¿Estamos aquí solamente para cubrir el horario de trabajo, pagar deudas y ser proveedores?
Esa es una opción entre tantas formas de ser en el mundo. Y la relevancia de ésta o de cualquier otra opción depende del significado que cada uno le dé a lo que hace. Para los modernos guerreros que deben dominar a todos los demás, esta forma de ser en el mundo significa lo mismo que haber perdido la guerra, es común descubrir que se dirigen despectivamente a quienes viven (o vivimos) esta situación diciéndoles "asalariados", como si esta palabra fuera una ofensa.
Esa es una opción entre tantas formas de ser en el mundo. Y la relevancia de ésta o de cualquier otra opción depende del significado que cada uno le dé a lo que hace. Para los modernos guerreros que deben dominar a todos los demás, esta forma de ser en el mundo significa lo mismo que haber perdido la guerra, es común descubrir que se dirigen despectivamente a quienes viven (o vivimos) esta situación diciéndoles "asalariados", como si esta palabra fuera una ofensa.
Yo no creo que ser asalariado sea ofensivo. Tampoco creo que sea sano vivir solamente para eso.
El punto de equilibrio está en cubrir las necesidades propias sin compararnos constantemente con el prójimo, y dedicar nuestro tiempo a hacer algo más que el trabajo para darle otro sentido a la existencia.
Claro que estamos en este mundo para algo más que vivir pagando deudas y ser proveedores, y para llegar a ese "algo más" necesitamos conocernos y aceptarnos de tal modo que seamos capaces de volver a encontrar el encanto de las cosas sencillas de la vida.
Si no logramos recuperar esa capacidad de asombro, seguiremos cumpliendo rutinas según lo que "debe ser" y en lenguaje guerrero, no pasaremos de ser soldados rasos peleando por demostrar a otros que tenemos más y más en términos materiales, pero frustrados porque que no conseguimos nada en términos emocionales y espirituales.
Tantas formas de ser en el mundo. La diferencia está en la actitud con la que se asume la existencia, y esta actitud depende del significado que le demos a lo que vivimos cotidianamente...
¿Con qué le das significado a tu día a día?:
¿Con agrado?
¿con odio?
¿con aburrimiento?
¿con interés?
¿con gratitud?
¿con rencor?
¿con curiosidad?
¿con desprecio?
¿con malicia?
¿con alegría?
¿con tristeza?
¿con nostalgia?
¿con esperanza?
¿con miedo?
¿con amor?
¿con vergüenza?
¿con prisas?
¿con confianza?
Del significado que le demos depende nuestra actitud. El menú es variado, podemos probar a darle un significado distinto a cada hecho, a cada hora, a cada momento.
El punto de equilibrio está en cubrir las necesidades propias sin compararnos constantemente con el prójimo, y dedicar nuestro tiempo a hacer algo más que el trabajo para darle otro sentido a la existencia.
Claro que estamos en este mundo para algo más que vivir pagando deudas y ser proveedores, y para llegar a ese "algo más" necesitamos conocernos y aceptarnos de tal modo que seamos capaces de volver a encontrar el encanto de las cosas sencillas de la vida.
Si no logramos recuperar esa capacidad de asombro, seguiremos cumpliendo rutinas según lo que "debe ser" y en lenguaje guerrero, no pasaremos de ser soldados rasos peleando por demostrar a otros que tenemos más y más en términos materiales, pero frustrados porque que no conseguimos nada en términos emocionales y espirituales.
Tantas formas de ser en el mundo. La diferencia está en la actitud con la que se asume la existencia, y esta actitud depende del significado que le demos a lo que vivimos cotidianamente...
¿Con qué le das significado a tu día a día?:
¿Con agrado?
¿con odio?
¿con aburrimiento?
¿con interés?
¿con gratitud?
¿con rencor?
¿con curiosidad?
¿con desprecio?
¿con malicia?
¿con alegría?
¿con tristeza?
¿con nostalgia?
¿con esperanza?
¿con miedo?
¿con amor?
¿con vergüenza?
¿con prisas?
¿con confianza?
Del significado que le demos depende nuestra actitud. El menú es variado, podemos probar a darle un significado distinto a cada hecho, a cada hora, a cada momento.
Vivir pendientes del qué dirán y esforzarnos por recibir siempre buenas críticas de los demás es la principal señal de que estamos muy lejos de nuestra propia esencia y por lo mismo olvidamos el significado de nuestra propia vida.