Desde la página hermana "Mundo e Hijos", un escrito de mi psicolega y amiga, Margarita Guerra Paredes:
"MANEJO DE CONFLICTOS.
Psic. Margarita S. Guerra Paredes.
Hace algunos años encontré un material que me ayudó a abrir mi mente en el tema de los conflictos y me ayudó y me sigue ayudando a manejar situaciones que se me presentan, no es una receta infalible, pero si pones en práctica algo de lo que aquí te sugeriré, estoy segura de que tendrás resultados diferentes.
Los conflictos son inherentes al ser humano, estamos en constante convivencia con personas, sería muy raro que los conflictos no se presentaran. Tener conflictos con alguien no implica que tú eres una mala persona, pero tampoco implica que la otra persona está mal. Solo significa que están en convivencia y han tenido un desacuerdo-diferencia-mal entendido.
Los conflictos se clasifican en dos:
CONSTRUCTIVOS Y DESTRUCTIVOS.
Los conflictos constructivos son aquellos en los que resuelves de forma exitosa la diferencia o problema que había surgido con la otra persona. Y ambas partes se sienten cómodas con la resolución del desacuerdo (ganar-ganar). Esta situación lleva a que esta relación se vea nutrida y crezca en amor, confianza y comprensión.
Los conflictos destructivos son los que no se resolvieron o la forma en que se resolvieron no dejaron conformes a ambas partes, alguien siente que perdió, que no fue comprendido y/o que fue abusado por el otro. Incluso, pueden ser conflictos que ni siquiera hubo confianza para abordarlos y tratarlos, quedan con el malestar y la molestia y la persona tendrá que decidir cómo resolverlo para que le afecte lo menos posible.
Para que un conflicto sea nutritivo y constructivo a la relación (de trabajo, de pareja, parental, etc.), es necesario:
– Hablar de los hechos, sin suposiciones. Solo hablar de lo que tu viste, de lo que tu viviste y puedes decir como lo interpretaste, lo que TU supones que paso y cómo te sentiste.
– Es importante que tu EGO (orgullo, soberbia) no este sobre el conflicto, porque entonces, no buscaras comprender lo que sucedió y resolverlo. Buscarás tener la razón y ganar, de esta manera garantizas un conflicto destructivo.
– Busca escuchar, con ganas de entender lo que sucedió. Al ego le gusta ser escuchado y entendido, pero le cuesta trabajo dar la razón y comprender al que está enfrente, no tienes que renunciar a ti, es decir, escuchar al otro y comprenderlo, no significa que te olvides de lo que te molesto.
– Tener disposición de negociar es un elemento básico en esta situación. Tal vez lo que tu pides/exiges, no es posible en ese momento, busca la manera de ajustarlo y también obsérvate, siéntete. Tal vez no es negociable y eso también está bien. Pero asúmelo con la cabeza fría y no como una revancha o arranque de enojo para castigar.
– Para que se presente la resolución de conflictos tal vez sea necesario ofrecer o pedir disculpas y que se presente el compromiso de cambio. “No pensé que te afectara tanto esta situación, te ofrezco disculpas y cuenta con que no volverá a suceder”.
– Focaliza la situación en discusión. Con frecuencia se tocan temas que están muy cercanos al que se está discutiendo (sobretodo en relaciones de pareja) y terminan perdidos en reclamos y recordatorios de vivencias y se pierde el objetivo. Un problema a la vez.
EN UNA DISCUSIÓN EVITA:
• Hablar con tono de ironía y sarcasmo, solo desencadenará que la discusión termine con ofensas. Evita también, las críticas, juicios y ofensas, son barreras que solo generan que desaparezca la disposición para comunicar y resolver.
• En las relaciones de pareja sucede mucho la escalada de la peor regada. Es decir… Si tú me reclamas que bostezo en reuniones familiares, pues yo te echo en cara que tu aburres con tus platicas y no dejas de hablar a los demás. Estos reclamos no buscan resolver, buscan dejar ver quién es el peor, esto es el ego en acción, “yo soy mejor… el que está mal eres tu… tú te equivocas más que yo”.
• No es necesario que la discusión o aclaración que se inició hoy… se termine y clarifique hoy. Es importante pedir tiempo, dar tiempo para que los ánimos se enfríen y poder pensar con la cabeza fría lo que dije, lo que me dijo. Hay conflictos que pueden llevar muchos ratitos de discusión. Eso no hace que tu relación sea mejor o peor, simplemente necesita más tiempo en ciertos temas. Todas las relaciones tienen temas complicados.
Y CON LOS HIJOS… ¿SE PUEDE?
Sí se puede generar un modelo de discusión en dónde padre e hijo, hable de lo que está pasando y busque alternativas. Se puede aplicar con niños que tengan lenguaje claro, es decir desde los dos o tres años. Entre más pequeños sean, mas cortas deberán ser los encuentros para platicar. Entre más pequeños sean más concreto deberá de ser la explicación y con frecuencia tu como padre/madre, deberás guiar algunas respuestas para que vaya aprendiendo.
Con los adolescentes deberás vigilar que ambos no se pierdan en palabras sin concretar nada. Que los acuerdos queden por escrito y con la mayor claridad posible, pues son maestros para decir “eso no lo acordamos” y tú pensarás que era obvio y estaba sobre-entendido.
Con los hijos hay un automático que es importante vigilar. El automático a hablar y ellos el automático a dejar hablar (la mayoría, habrá excepciones).
Un riesgo a tomar en cuenta antes de aplicar esto con tus hijos es que te preguntes ¿Aguantaré las netas que mi hij@ me dirá? Si abres este estilo de discusión existe el riesgo de que él/ella también te diga cosas que tú haces y que le molestan y es probable que te eche en cara tu incongruencia en la vida. ¿Estas preparad@ para eso?
Otro riesgo es que tu hij@ piense que con este estilo de resolver conflictos tiene derecho todo el tiempo a señalarte tus errores en todo momento y hacerlo con poco tacto o sin respeto. Todos estos riesgos tienen solución.
Hay una ventaja en manejar de esta forma algunos conflictos con tu hij@: Aprenderá a abordarlos de forma inteligente con otros adultos y con otros iguales y no se enganchará tan fácilmente en chantajes y reclamos. ¿Valioso, verdad?
Me faltó abordar los conflictos con uno mismo, que surgen ante la incongruencia de lo que quiero, lo que necesito y lo que debo hacer… eso será en otro momento."
Hasta luego.