miércoles, 31 de octubre de 2012

Compañía virtual vs. compañía real

"Ningún niño debe tener televisión ni ordenador en su cuarto."
Dr. Santi

La comunicación masiva, tradicionalmente, se orienta a la manipulación y las mejores víctimas son los menores de edad, porque la mente de un niño es frágil y está siempre abierta y receptiva a todo lo que le llega, pero aún no tiene la madurez para discernir entre lo real y lo ficticio, ni entre lo sano y lo insano. Un niño solo, a merced de tantas niñeras electrónicas, termina por crear su criterio basado en un mundo irreal, pues ninguno de estos aparatos permite retroalimentar las ideas u ocurrencias que transmite, lo más cercano es Internet, pero en muchos casos la retroalimentación no es confiable y uno puede caer en la creencia errónea más común en los medios de comunicación: "Si lo vi en Internet, entonces es cierto" (aplíquese lo mismo a la tele y al radio).


Hace unos días vi en el blog del Dr Santi (pediatra curtido) una entrada dedicada a resaltar la necesidad de evitar que los niños tengan aparatos electrónicos e informáticos en su habitación, donde pueden encerrarse y pasar horas o días enteros conectados a sus programas, juegos o páginas favoritas.

Y resulta que yo también estoy de acuerdo con esta idea. Ya sea desde el punto de vista psicosocial o desde el punto de vista del Feng Shui, colocar una tele, un lector de dvd, un estéreo o una computadora en el cuarto del niño (entiéndase que estoy utilizando un término genérico que abarca a niños y niñas por igual) es una de las peores decisiones que pueden tomar los padres, si les interesa convivir realmente con sus hijos y que estos tengan la oportunidad de estar en contacto consigo mismos en lugar de aprender a escapar de la realidad desde tempranas edades.


Como niñeras, la tele y el dvd han demostrado tener muchas deficiencias, sobre todo porque son demasiado sobreprotectoras y le permiten al niño observar de todo, literalmente, sin que esto signifique educarlo en la libertad, más bien el niño rebasa ese límite y llega al libertinaje, donde puede recibir una contraeducación, dejando entrar información multivariada sin contar con  un criterio maduro que le permita discernir entre lo bueno y lo malo, lo socialmente correcto y lo fantasioso, lo discriminador y lo humorístico...

¿Y la computadora? Por sí sola, cargada de juegos y programas de cualquier tipo, puede ser de inicio una apasionante motivadora de aprendizajes en los niños, pero con el tiempo se reduce a equipo de tareas, juegos y entretenimiento solitario. Conectada a Internet, la cosa cambia y de nuevo se convierte en un motor que impulsa el conocimiento, en aras de dominar ese mundo de páginas y misterios que toman por sorpresa la mente infantil. 

Y luego están las redes sociales, ahí la computadora ya no parece niñera, sino alcahueta que deja entrar a la intimidad de los pequeños a todas sus amistades, a sus familiares y a un montón de desconocidos que se ven "buena onda" y se anotan como "amigos" suyos en el facebook o cualquier otra red donde se inscriba. Pero en realidad los niños siguen estando solos. Más solos, porque van aprendiendo a convivir de a mentiras, sin contacto humano real y sin pruebas de que todo eso que se dice en la red sea cierto.


Están los videojuegos, compañeros inseparables de mil batallas y retos, que nunca dicen que no a la hora de empezar una nueva historia épica. El juego es real. También ofrece oportunidades para aprender y desarrollar habilidades. Pero el niño sigue estando solo.

Puede poner música de fondo, ya sea de grabaciones que le gustan o de la que pasan en las estaciones de la radio, y hacer el "soundtrack de su vida" con canciones repetitivas y pegajosas aderezadas con una alta dosis de comerciales.


Quienes se crean más liberales y modernos encontrarán exagerada esta medida de evitar que el niño cuente con los aparatos de uso diario en su recámara, y hasta dirán que es sano que los tengan porque "tienen que prepararse para enfrentar al mundo". Tienen razón en una parte, pues la tecnología sigue avanzando a grandes zancadas y quien no la comprenda se verá muy limitado en sus oportunidades de desarrollo personal y laboral, pero debe haber un tiempo y un espacio en la vida del niño para dedicarse a la esfera tecnológica, y el resto del tiempo dedicarse a la vida real de este mundo físico, material y no virtual.

Y entonces ocurre que si la electrónica y la informática no pueden suplir a mamá y papá, entonces mamá y papá deben cubrir ese hueco, creando las oportunidades para que el niño (en genérico, nuevamente) aprenda y desarrolle otras habilidades básicas para la vida: Entenderse a sí mismo, expresar y manejar sus emociones, compartir obligaciones domésticas, compartir sus logros y fracasos, convivir en base a reglas de respeto y orden acordadas entre los miembros de la familia, y otras cosas así. 


En caso contrario, estamos ocultando toda la parte de inteligencia social y emocional que, de manera innata, viene con cada niño desde su llegada a este mundo, y un niño con estas habilidades deterioradas puede estarse enfilando hacia el aislamiento social, el mal manejo de sus relaciones sociales y finalmente, hacia una baja autoestima, por haberse volcado hacia su propio mundo interior y al universo digital, sin hacer escala en todas las posibilidades de relación que hay con nuestros semejantes... Imagínense que hasta podría acabar escribiendo en blogs en lugar de hablar y convivir con la gente más cercana.

Al Dr. Santi, en el texto que motivó esta especie de reflexión, le preocupa la nueva generación de dispositivos de entretenimiento, como los nuevos celulares que incluyen juegos, música, videos, cámara fotográfica, Internet, correo, ¡y hasta te permiten hablar por teléfono! ¿Cómo limitar en los hijos la comunicación virtual para motivar la real? ¿Cómo hacerlo sin sembrarles la idea de que la tecnología es mala? Tenemos un reto que habremos de afrontar con imaginación, disciplina, firmeza y amor.


Hasta luego.

lunes, 29 de octubre de 2012

Psicólogo en la tele de Aguascalientes

Les comparto una de mis participaciones en el programa "Prende tu día", esta plática fue transmitida el lunes 15 de octubre de 2012 y corresponde a la cuarta ocasión en que me permitieron salir al aire. Las cámaras me intimidan un poco, pero afortunadamente los conductores del programa me ayudan a sacar adelante el tema con su interés y frescura; en esta ocasión la conductora es Mimí, y más adelante subiré otra charla con la conducción de Manuel, el otro chavo que está a cargo de hacer más digeribles los contenidos de este programa.

Cuando empecé a escribir este blog me comentó mi hermano que le paecía curioso esto porque parece que uno está hablando solo, y en efecto: Es muy notorio el cambio que hay entre los escritos de este espacio (que nacieron rumiados a solas o extraídos de pláticas con otras gentes, pero siempre ordenados y planteados como se me da la gana), y las breves charlas como la que reproduzco aquí. La diferencia principal radica en que, aunque llevo una especie de guión o temario preparado por mi, de repente aparecen comentarios y preguntas de Mimí o de Manuel que van ampliando la idea original y llevando la charla hasta otros lugares que tal vez yo solo no hubiera imaginado. En el video retomé un tema que abordé en este mismo blog hace tiempo: "El amor no es suficiente":


La comunicación, el contacto, la apertura con los demás, siempre enriquecen cualquier idea, y en este caso no iba a ser la excepción. Démonos tiempo para intercambiar ideas.

Hasta luego.

domingo, 28 de octubre de 2012

Infidelidad

"Cariño, no es lo que piensas, déjame explicarte"
(Anónimo)


La infidelidad es una de las causas más comunes de ruptura en una relación, si bien hay parejas que logran superar este tipo de experiencias y reafirman su proyecto de vida juntos a partir de haber reestructurado su manera de convivir y de compartirse mutuamente, lo más común es que llegamos a sentirnos tan dueños de esa persona que escogimos como pareja, que también nos sentimos con poder sobe su vida y sus decisiones.

Las canciones de sufrimiento, amargura y despecho no tendrían sentido si no nos sintiéramos dueños de nuestra pareja; lo mismo ocurre con las películas dramáticas donde las parejas sufren mucho (y ni qué decir de las novelas que nos receta Televisa), en estas historias cantadas o actuadas el factor común es que se sufre mucho por el ser amado, y para colmo de males, ese ser amado decide en algún momento traicionar la confianza de quien le ama y deja entrar a otra persona a su vida amorosa.

Generalmente pensamos que quien es infiel es culpable o responsable de dañar la relación, sin embargo, en una relación de pareja la responsabilidad siempre es compartida, según la regla del 50% y el 50%: a partes iguales. Hablando de una relación en la que existe el amor, la confianza y el respeto suficientes para ser funcionales, puede darse el caso de descuido hacia la pareja, incluso por abuso de confianza, que lleva a descuidar las atenciones básicas en la relación.
Pero la infidelidad también puede darse por casualidad de manera ocasional, o para tratar de llenar un hueco existencial metiendo en él a otra persona en lugar de enfrentar ese vacío.

También se da la infidelidad porque siempre es más bonita la etapa del idilio y por eso hay personas que tratan de ser constantes conquistadores, o conquistadoras, aunque inevitablemente todas las nuevas relaciones apasionadas se convertirán en rutinas llenas de afecto y hasta deseo, pero sin la misma pasión del inicio.

Y qué decir del miedo al compromiso, otra causa muy socorrida para robarle tiempo, recursos y tranquilidad a la pareja y los hijos (cuando los hay).

¿Y la curiosidad? Sin ninguna intención de perjudicar la relación que existe con otra persona, puede darse la inquietud de conocer esa experiencia para saber lo que es estar con otra persona.

Existe también la pareja que es infiel porque ambos están de acuerdo. No siempre funciona, pero es un camino posible.

Ser infiel para sentirse atractivos y llenos de energía, compartiendo tiempo, cuerpo, experiencia y energía con otras personas. A quienes están en esta situación les sugiero tener cuidado con el pensamiento mágico de estar bebiendo de la fuente de la eterna juventud: El tiempo seguirá corriendo.

Infidelidad por venganza: Una de las causas más socorridas y más dañinas, tratar de desquitarse de una pareja que puso el cuerno haciéndole lo mismo es la razón por la que algunas personas pueden abrir su intimidad y hacer cosas que después les harán estar en conflicto consigo mismas, sobre todo si más adelante hay oportunidad de entenderse y reconciliarse con la pareja, pero al mismo tiempo deberán reconciliarse consigo mismas para vivir en paz. Además de que habrá otra persona involucrada en la relación.

Infidelidad por compromiso, se da cuando hacemos caso a las presiones, chantajes, promesas o hasta por sentir que de esa manera "pagamos" un favor. Dependiendo de qué tan flexible sea la moral de la pareja, y por justificable o noble que parezca el acto, no deja de ser una infidelidad.
Cada pareja vive su situación particular, y en esta esfera tan íntima se deben respetar los acuerdos previos, considerando volver a ajustar la relación con una nueva negociación si es posible... Sí: es posible retomar una relación después de una infidelidad cuando hay voluntad de ambas partes para volverse a ganar la confianza, el respeto y el amor, con los que se podrá cimentar una nueva estructura de pareja o de familia. Nunca, en ningún caso, se podrá meter reversa y volver a ser la pareja que eran antes de esa experiencia, solamente se puede construir una nueva vida, juntos o separados.

Como en todas las problemáticas que se dan en las relaciones humanas, la comunicación juega un papel muy importante para prevenir y resolver una crisis por infidelidad: Aunque parezca muy obvio, se debe conocer qué es una infidelidad para los miembros de la pareja (o del grupo, cuando la relación se da entre 3 o más personas), hasta donde se permite la relación y el contacto con otras personas y cuáles son las señales de respeto y confianza que cada miembro espera apreciar en su pareja, cuando ésta se relaciona con otras personas. 

Recordemos que nadie es adivino o adivina, y que generalmente todos vemos el mundo desde nuestra posición, así que la única forma de saber cómo lo mira otra persona es poniéndonos en su lugar, comunicándonos para conocer su manera de ser en este mundo.

Otro punto importante dentro de la comunicación al abordar este tema, es saber lo que cada uno considera una traición a sí mismo, es decir, lo que lo hace sentir que es infiel a su propia persona. Tal vez entre los requisitos que una parte de la pareja pone a la otra para sentirse amada y respetada, haya alguno que dañe los valores de la otra parte y le haga sentirse limitada, menospreciada o lastimada en su dignidad, pues prácticamente se le estaría impidiendo externar una conducta que, en su forma de ver el mundo, no significa una infidelidad. Lo que para una parte es un descarado coqueteo, para la otra puede ser no más que un saludo afectuoso.
Así, se debe hablar con toda la claridad y también con todo el respeto, para que los acuerdos a que se lleguen como pareja cumplan los requisitos de:

No hacer que uno mismo sienta conflicto (quedar con la sensación de que haber tomado una mala decisión para darle gusto a la pareja). Si ocurre esto, habrá que volver a hablar.

No obligar a la otra parte a aceptar las condiciones propias, ya sea de manera activa (expresándolo claramente como una exigencia) ni de manera pasiva (mediante chantajes y manipulaciones). Si te descubres haciendo estas manipulaciones para poner la balanza de losa cuerdos a tu favor, habrá que volver a hablar.

Dentro de la comunicación de pareja (o grupo, según) solamente se toman acuerdos para los involucrados. Lo más recomendable es tomar decisiones que no afecten ni comprometan a otras personas ajenas a su relación. Si ocurre esto, habrá que volver a hablar.

Y si no es posible aterrizar esta comunicación en acuerdos concretos, o no están satisfechos con los acuerdos tomados, queda la opción de acudir con un terapeuta de parejas.

Hasta luego.